La exploración de niños pequeños
con el oftalmoscopio indirecto

Consejos y trucos

Por la Dra. Vera Schmit-Eilenberger, especialista en oftalmología

La exploración oftalmológica de niños pequeños es siempre un reto. De forma plenamente comprensible, los niños pequeños suelen sufrir un gran miedo en el contexto de la exploración y, por tanto, lo más habitual es que no se pueda esperar su colaboración. Además, están sentados en el regazo de madres y padres agobiados por los mismos miedos e incertidumbres. Frente a ellos tienen al oculista, bien intencionado, pero hasta ahora un tanto indefenso ante la situación. Si resulta inviable hacer la exploración con la lámpara de hendidura, el oftalmoscopio indirecto puede ser una gran ayuda.

Algunos consejos para la exploración:

Mi lema principal es la gamification, es decir, hacer todo lo posible para que la situación se parezca a un juego y —si es posible— intentar que todos se rían.
Me pongo el oftalmoscopio y pliego el visor inmediatamente hacia arriba (función de repliegue) para tener contacto visual primero con los padres y también con el niño. Luego me disculpo por ese sombrero tan tonto que me tengo que poner y que además me arruina el peinado (entonces se ríen los padres). Es entonces cuando bajo el visor.
Muchas veces viene bien mi «disco infantil», y uso el oftalmoscopio de cabeza para reproducir en una pared todos los colores a través de los filtros: blanco, amarillo, verde y azul. Si tienen suficiente edad, los niños pueden elegir un color para la exploración, y en este sentido siempre intento influir en la elección del color en función de lo que necesito para la exploración.

El filtro amarillo, no solo para los niños pequeños

Siempre hago las exploraciones de niños con el filtro amarillo. Y por dos motivos: manteniendo al mínimo posible la carga que provoca la iluminación se aumenta el confort de los pequeños pacientes y al mismo tiempo se protege la mácula.

Pero el filtro amarillo también puede resultar muy útil en el caso de adultos fotosensibles.