Piojos

Pediculus humanus capitis

Los piojos son insectos que viven en el cuero cabelludo de los humanos. Se alimentan succionando sangre que obtienen rascando la piel de la cabeza. Su saliva evita la coagulación de la sangre y tiene un efecto inmunológico. Como se desplazan fácilmente de un pelo a otro con la ayuda de sus garras, también pueden pasar fácilmente de una cabeza a otra.

Las hembras pueden producir entre 150 y 300 huevos a lo largo de su vida, incluso sin ser fecundadas por un macho. Los huevos se adhieren cerca de la base del tallo piloso, junto al cuero cabelludo, y las ninfas de un tamaño de 1-2 mm eclosionan al cabo de 7 u 8 días. Una vez transcurridos entre 9 y 12 días, los piojos alcanzan la madurez sexual y un tamaño de unos 3 mm. En condiciones óptimas, sobreviven entre 20 y 30 días.

Los niños se infestan con más frecuencia que los adultos, y las niñas, con más frecuencia que los niños. La frecuencia de la infestación por piojos en la infancia en el norte y el centro de Europa se sitúa entre el 2 y el 20 %, mientras que en los países en vías de desarrollo llega al 60 %. Es especialmente frecuente en centros supervisados, guarderías o escuelas.

Síntomas

El sistema inmunitario reconoce la saliva de los piojos como algo extraño y reacciona ante ella con una reacción inmunitaria de tipo retardado. En el caso de una infección inicial, los síntomas aparecen después de 4-6 semanas. Normalmente, aparecen muchas pápulas diminutas y bastante pruriginosas de color rojo sobre todo en lugares con mucha densidad de cabello (parte posterior de la cabeza y encima de las orejas). Las zonas raspadas son potenciales puntos de entrada de determinados patógenos (estreptococos, estafilococos) que suelen ir acompañados de inflamación de los ganglios linfáticos.

Según diversos estudios, los piojos pueden transmitir Rickettsia prowazekii (patógeno del tifus) y la Bartonella quintana (agente etiológico de la fiebre de las trincheras). Sin embargo, estas peligrosas bacterias son bastante poco frecuentes en Europa.  

 

Diagnóstico convencional

La enfermedad se suele descubrir cuando se cae un piojo de la cabeza al peinarse, cuando un niño se rasca con frecuencia o cuando se descubre un piojo al inspeccionarlo de cerca. Por lo general, el diagnóstico no es tan sencillo, ya que en Europa la mayoría de los afectados suelen tener menos de diez piojos. Además, dependiendo de su fase de desarrollo, los piojos son difíciles de ver, ya que son diminutos y casi translúcidos o tienen un color similar al del cabello. Por eso, el examen clínico debe ser muy preciso y suele ser más prometedor en el cuello. Las cáscaras vacías de los huevos (liendres) se pueden ver fácilmente como estructuras blancas ovaladas. Sin embargo, los huevos en desarrollo de color gris parduzco suelen pasar desapercibidos. A diferencia de la caspa, las liendres no se quitan peinándose. La mejor forma de detectar a los piojos es mediante el peinado en húmedo.

A la hora de emitir un diagnóstico, puede ayudar un examen microscópico del cabello o también un análisis directo del cuero cabelludo con la ayuda del dermatoscopio. Para saber más sobre este examen, consulte con su médico.

 Diagnóstico de piojos y liendres mediante dermatoscopia  

El dermatoscopio va cobrando cada vez más importancia en el diagnóstico de las enfermedades parasitarias. Los piojos jóvenes son tan pequeños que apenas se pueden ver a simple vista. Sin embargo, con la ayuda de un dermatoscopio se pueden identificar claramente. La distinción entre caspa firmemente adherida, restos de laca y huevos se ve facilitada por la precisión del aumento.

Otra de sus ventajas es el ahorro de tiempo en la rutina diaria de una consulta, ya que no hay que tomar muestras de cabello y llevarlas al microscopio para examinarlas. El examen se puede realizar directamente en el cuero cabelludo del paciente.

En este caso se puede utilizar un dermatoscopio sin contacto, como p. ej. el NC2 de HEINE. Proporciona una ampliación iluminada sin que el dermatoscopio toque la piel. De este modo, se pueden evitar las infecciones hospitalarias en posteriores exploraciones.

Naturalmente, también se pueden utilizar los clásicos dermatoscopios de contacto. Por supuesto, en este caso no se puede olvidar la desinfección del disco de contacto limpiándolo antes y después del examen.

Vídeos de ejemplo

Grabados con el HEINE iC1

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Tratamiento y medidas higiénicas

El tratamiento incluye varias opciones. Puede ser mediante eliminación mecánica de los piojos y las liendres con un peine antipiojos, la aplicación tópica de un producto antipiojos o la administración oral de sustancias que los piojos ingieren al chupar la sangre y que posteriormente los mata.

Los productos antipiojos de aplicación tópica se pueden clasificar en sustancias de eficacia química y física. Las sustancias químicas tienen efectos tóxicos sobre el sistema nervioso de los piojos. Las sustancias físicas, como la dimeticona, penetran en el sistema respiratorio de los piojos y los matan por asfixia. También hay sustancias vegetales, como el aceite de coco, con efectos similares. En general, el tratamiento se debe repetir al cabo de 1 o 2 semanas.

Existen peines con púas de plástico o de acero. Lo importante es que las púas sean absolutamente paralelas y que la distancia entre ellas no supere los 0,2 mm. El cabello humedecido con vinagre es más fácil de peinar que el cabello seco.

Como medida de precaución, los peines, los cepillos, los prendedores y los coleteros se pueden lavar con una solución jabonosa caliente. Los pijamas, la ropa de cama y la ropa interior, así como los gorros y las bufandas, se deben cambiar y lavar.

Si se descubren piojos en un niño que asiste a un centro comunitario, ya sea guardería, jardín de infancia o colegio, sus padres están legalmente obligados a informar al centro.