Los filtros de color en el oftalmoscopio indirecto

Filtro libre de rojo, amarillo y azul

Independientemente del color del filtro, para el uso del oftalmoscopio binocular indirecto es válida la regla siguiente: ¡la menor cantidad de luz posible y la mayor cantidad de luz necesaria!
 

Lo mejor es empezar la exploración con una intensidad luminosa baja e ir poco a poco incrementándola bajo la vista con la lupa para que sea posible una exploración óptima con la mejor visibilidad sobre la retina y una comodidad suficiente para el paciente.

Sin filtro/Luz blanca

Con la luz blanca, se puede observar el fondo del ojo en su tonalidad natural y con su saturación.

La luz blanca se utiliza como luz estándar con sus colores reales al inicio de la exploración para poder formarse una visión general.

Filtro libre de rojo (color verde)

La tonalidad predominante de la retina durante la exploración del fondo de ojo con luz blanca es el rojo.

Con el filtro que genera luz verde se bloquean las longitudes de onda más largas en el espectro rojo (por eso se conoce como «libre de rojo»), lo que reprime el denominado «ruido de fondo visual» y permite así un contraste mucho más nítido entre las estructuras y el tejido circundante.
 

La luz libre de rojo permite también, al reprimir la difusión, una mejor visibilidad en caso de opacidades en los medios en el rayo de luz, como por ejemplo si existe una catarata.

Además, con este filtro de luz se pueden observar de una forma mucho más rápida y sencilla los defectos de los haces de fibras nerviosas retinales. Por ejemplo, así se pueden diagnosticar de forma segura sus daños en caso de glaucoma avanzado e igualmente es posible evaluar de forma más sencilla una excavación de origen glaucomatoso (ratio «cup-to-disc») en la cabeza del nervio óptico gracias al mejor contraste de las estructuras.
 

Con este filtro también se pueden explorar óptimamente los vasos sanguíneos (con la luz libre de rojo, la sangre se muestra prácticamente de color negro). Se pueden delimitar mejor las irregularidades en cuanto a calibre y reflejos, así como los indicios de cruzamiento como los que se producen en la hipertonía arterial.

Con la luz blanca (sin filtro) es fácil pasar por alto un pequeño cierre en el tronco arterial que no muestra la típica mancha roja en el centro de la mácula, sobre todo si el edema en la capa de fibras nerviosas retinales (todavía) no está muy acentuado. En la luz libre de rojo, generalmente no se pasan por alto este tipo de alteraciones. El edema delimitado, por pequeño y discreto que pueda parecer, le salta claramente a la vista al explorador bajo la luz libre de rojo.
 

Las longitudes de onda verdes no penetran en el coroides. Esto explica el conocido fenómeno de que las lesiones en el coroides parecen desaparecer si se aplica el filtro libre de rojo.

Por eso también se utiliza el filtro para distinguir entre los nevus de la retina y del coroides. 

Amarillo

El filtro amarillo se puede designar como «filtro de confort» tanto para el paciente como para el médico: reduce la fotofobia gracias a su luz cálida y suave. Muchos médicos lo utilizan con pacientes especialmente sensibles. Gracias a la reducción de la exposición a los rayos UV también ejerce un efecto protector.

Azul

Son muchos los usuarios que, sin razón, dejan de lado este filtro.
 

La luz azul es reflejada por la membrana limitans interna y las capas anteriores de la retina. Por eso este filtro es especialmente adecuado para diferenciar patologías delante de estas capas, como por ejemplo membranas epirretinianas o fibrovasculares, tal como se dan en la retinopatía diabética proliferativa.
 

Aunque no ocurre muy a menudo, el filtro azul se puede aplicar muy bien en el caso de los drusen de papila. De esta forma, gracias a la mayor reflectividad de la cabeza del nervio óptico, los drusen se pueden ver mejor, aunque no tan bien como en una imagen de autofluorescencia.
 

Otra de las posibilidades de uso de este filtro de color consiste en realizar una angiografía de fluoresceína: se trata de la exploración de la retina periférica con filtro azul para poder identificar neurovascularizaciones periféricas después de que se le haya administrado al paciente fluoresceína de sodio por vía intravenosa. A menudo es difícil o incluso imposible documentar fotográficamente imágenes periféricas en el marco de una angiografía de fluoresceína. Sin embargo, con el oftalmoscopio indirecto se puede escanear de un vistazo rápido la periferia en busca de formaciones de vasos sanguíneos nuevos, lo que puede resultar esclarecedor para la ulterior terapia en caso de sospecha de una retinopatía diabética proliferativa u otras patologías.

visionBOOST

En caso de medios especialmente tupidos y con opacidades, como es el caso por ejemplo de una catarata avanzada, la visibilidad sobre la retina es a menudo limitada o incluso completamente imposible. Ni siquiera el máximo nivel de luminosidad convencional permite una vista detallada de la retina.
 

Aquí entra en acción el visionBOOST como función exclusiva y especial. Si se sigue girando lentamente el regulador de luminosidad a mano en el oftalmoscopio de cabeza más allá del tope de encaje en el modo estándar, se incrementa la intensidad luminosa por encima de lo convencional. Esto permite una breve pero importante visión sobre la situación de la retina detrás de la opacidad incluso en los medios más opacos y que solo se podrían ver muy mal con la iluminación estándar.

Por la Dra. Vera Schmit-Eilenberger, especialista en oftalmología

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